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martes, 19 de junio de 2012

INTERNACIONALES


El FMI arranca 456.000 millones para el cortafuegos global contra la crisis

Habrá más dinero para que el Fondo Monetario Internacional asista a los países sin acceso a financiación, pero solo podrá usarse si se han agotados otras vías. Y la aportación de las potencias emergentes está condicionada a que culmine la reforma que les da más poder dentro del propio Fondo, cambios ahora bloqueados por la negativa del Congreso de EE UU. Este es el paradójico resultado que arroja la cumbre del G-20en Los Cabos (México), que se había marcado como prioridad resolver este asunto.
En un comunicado, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional se felicitó del resultado de las negociaciones, que se cierran con el compromiso de 37 países de aportar 456.000 millones de dólares (unos 350.000 millones de euros) en créditos bilaterales al Fondo. Son 26.000 millones más que lo comprometido en abril, gracias sobre todo a la aportación de las potencias emergentes.
Casi la mitad del dinero lo ponen los países de la zona euro, precisamente el área que integra a los países más susceptibles de necesitar ayuda ahora (España e Italia entre ellos), ante la creciente desconfianza de los mercados financieros. Pese a todo, en el comunicado del FMI, y en el que se prepara para cerrar la séptima cumbre del G-20, se especifica que estos recursos no están predestinados para ningún área en particular. Y que solo se utilizarán como “una segunda línea de defensa”, si otros recursos se agotan antes. Aún con esas cautelas, la capacidad de préstamo del Fondo casi se duplica, hasta rondar el billón de dólares.
China, con 46.000 millones de dólares, y Rusia, Brasil, México y India, con 10.000 millones cada uno, son los principales contribuyentes entre los 12 países que concretaron en este G-20 su aportación a la iniciativa pactada en abril. El compromiso de los países emergentes viene con otro asterisco. Los BRIC (siglas de Brasil, Rusia, India y China) no desembolsarán su parte hasta que no se cierre la reforma que amplía en un 6% sus derechos de voto en el FMI y, al menos, dos asientos más en el consejo ejecutivo. La reforma está pendiente del visto bueno de Estados Unidos, una cuestión que no se planteará, al menos, hasta después de las elecciones presidenciales estadounidenses, en noviembre.
 EL PAIS