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domingo, 13 de noviembre de 2011

Díaz Rangel: La nueva Ley Orgánica del Trabajo tendrá una “alta incidencia en la economía”

El periodista Eleazar Díaz Rangel, en su columna de este domingo titulada “Partidos, sindicatos y ley” publicada en el Diario Últimas Noticias, se refirió a la recién creada Central Socialista y la intención de aprobar, vía habilitante, una nueva Ley Orgánica del Trabajo.

En tal sentido, señaló que este proyecto “tiene dos piedras de tranca: la retroactividad y la rebaja de la jornada laboral” factores que, a su juicio, tendrán una “alta incidencia en la economía”.

Lea a continuación la columna:

La huelga general del 36 la dirigieron los políticos. La petrolera contra Pérez Jiménez en el 52 fue decisión de AD y el PCV. La división de la CTV y la creación de la Cutv (1962) se resolvió en la cúpula partidista de izquierda. El auge y caída de AD marcharon paralelos con los de la CTV.

Ese proceso cambió en la última década. Ni AD tuvo fuerzas para impedir la debacle cetevista, ni el MVR visión para llenar ese vacío y promover una fuerte estructura sindical. El 30 de abril de 2002 escribí: “El MVR nunca valoró el movimiento sindical”, en su organigrama no se encontraba ubicación a las funciones sindicales. Nunca pude entenderlo. Alguien me aseguró que, en esos años, era Miquilena quien se oponía. Más adelante, una vez creada Unete, me pregunté: “¿Qué le faltó a esa central? Las bases sindicales. Todo lo hicieron sus cogollos, sin consultarlas, sin voluntad para promover debates en los sindicatos. Aquí en Últimas Noticias hemos seguido ese proceso, pero debemos reconocer que nunca recibimos cartas de los sindicatos que mostraran interés en la unidad de los trabajadores, o que discreparan o apoyaran las tendencias. Y hasta donde sabemos, ni en el MVR ni hasta ahora en el Psuv ha sido motivo de debates”.

Hasta seis tendencias coexistieron en esa central, sin que la materia ocupara la atención de la dirección partidista chavista. Hubo desprendimientos. No eran los intereses de la clase obrera, de trabajadores y trabajadoras, los que impulsaban esa atomización ni movían los desfiles del 1º de Mayo.

Esta semana fue creada una nueva central, socialista ella, ¿instrumento del Psuv?, que contó con la presencia del presidente Chávez en su Congreso en el Litoral, desde donde hizo importantes anuncios sobre la Ley Orgánica del Trabajo. Entretanto, Unete promovió una marcha en Caracas para demostrar que existe, ¿o subsiste?, reclamando una amplia discusión de la ley, profundizar la revolución, depurar el Ministerio del Trabajo, reivindicar el principio de autonomía e independencia sindical, etc. Esa nueva división muestra desproporcionadas las fuerzas de ambas centrales, y nos hace pensar que el tiempo de Unete está terminando.

Es en ese ambiente cuando el Presidente anunció que, mediante la Habilitante, y previo amplio y profundo debate nacional, en las bases sindicales, aprobará la ley antes del 1º de mayo de 2012. Ese proyecto se discute en la Asamblea Nacional desde 2003, ocho años, que incluye el período de una AN sin oposición, y no pudo ser aprobada. Tiene dos piedras de tranca: la retroactividad y la rebaja de la jornada laboral. Tratándose de una ley orgánica, no iba a ser aprobada en este legislativo. De allí que lo elevaran a Miraflores para que salga dentro de los mecanismos de la Ley Habilitante.

Entretanto, el Presidente asumió la propuesta y buscará en cinco meses cómo desatar esos nudos, de alta incidencia en la economía.


El triunfo de Ortega


La victoria de Daniel Ortega en Nicaragua fue más espectacular que la de Cristina Fernández, aunque los dos recibieron votos por encima de 60% para ser reelectos. No es fácil encontrar ese porcentaje en algún país del mundo. Sin embargo, el triunfo en Argentina estaba cantado, pues en las primarias fue arrolladora Cristina y nadie esperaba un resultado distinto.

En cambio, en Nicaragua la ley contempla la posibilidad de elegir Presidente hasta con 40% si el segundo no se acercaba a 35%, y fue así como ganó Ortega hace cuatro años. Las agencias presentaban un panorama electoral con relativo equilibrio, aunque con ventaja para la reelección.

¿Cómo fue posible ese triunfo tan aplastante de Ortega y del Fsln? No tengo respuesta, pero es evidente que los nicaragüenses no creyeron en el cuento de que Ortega era la confrontación, la guerra. Como los adecos en 1958, votaron contra el miedo. Pero hay algo más: la encuesta de Latinobarómetro revela unos resultados que ayudan a explicar esa votación. Cuando preguntaron si había igualdad de oportunidades sin importar el origen de cada quien, Venezuela encabeza con 64%, en segundo lugar está Nicaragua (62%), luego Costa Rica, Panamá y Uruguay; a la pregunta de si ese país tiene un gobierno que trabaja para el bien de todo el pueblo, Uruguay fue el primero con 54%, seguido de Nicaragua (42%) y de Venezuela (39%). Y la más importante de todas, en cuanto a que ayuda a entender la votación de Ortega, ¿cuál es el país que mejor valora la gestión de su presidente? y adivinen cuál aparece en primer lugar: Nicaragua con 63%; después Venezuela (61%), República Dominicana (59%) y Ecuador (52%).

Si le vamos a creer a Latinobarómetro, una encuestadora chilena con tendencia democratacristiana, es muy próxima la relación entre esa última respuesta que favorece a Ortega y los resultados de las elecciones: 63%.

Que la oposición no los reconozca, no sorprende. También aquí ha tenido un comportamiento parecido.