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miércoles, 18 de enero de 2012

DPA: Los Saicos, unos punketos peruanos que no escuchan punk

dpa) – Son considerados “héroes anónimos de un género que cambió la historia del siglo XX”. Al menos eso dice el Diccionario de Punk y Hardcore, publicado en 2011 por una editorial española. Sin embargo a Los Saicos, la mítica banda peruana de los años 60 de quienes habla el libro, ¡no les gusta el punk!


Han oficializado mundialmente que tocamos punk pero yo no encuentro la similitud con nuestra música. No teníamos idea de ese género. Hacíamos rock, pero no era una variante que derivara a eso que ahora llaman punk”, dijo a dpa Pancho Guevara, el baterista, cantante y único miembro original de Los Saicos que vive en el Perú.

Papi Castrillón, bajista, vive en Virginia (Estados Unidos) desde hace décadas y cuenta vía telefónica: “Pensábamos que hacíamos surf rock. El concepto de la agresividad de nuestra música fue algo visto ocho años después (los años 70, con la aparición del punk)”, enfatiza el ahora consejero de préstamos, cuyas influencias musicales fueron marcadas por Elvis Presley.

“Los Saicos fueron pioneros del rock latinoamericano. Fueron el primer grupo con puros temas propios y en castellano. Lo que importa es que fueron pioneros cantando en castellano, más que si fueron punk, que es solo una etiqueta”, dice el guitarrista Gonzalo Alcalde, uno de los dos nuevos miembros de la banda.
La historia de los Saicos parece de ficción. Los amigos del barrio Lince, en Lima, Erwin Flores (vocalista), Chino Carpio (primera guitarra), Pancho y Papi solo tenían claro que querían cantar en español y debían tocar temas propios y fuertes, para diferenciarse de Los Beatles a inicios de la década del 60.

 
Video: “Demolición”- 1964/ Youtube 18/01/2012
El éxito llegó por sorpresa en 1964 tras participar en un festival en el que asombraron con su estilo. “Demolición”, el más conocido de sus temas, se convirtió en un himno del rock peruano. Tras dos años de causar histeria colectiva en el Perú, se separaron sin pena y sin mirar atrás. Pensaban que no era posible vivir de su música.

“Desde el primer día nos hicimos famosos. No sufrimos por ello y lo dejamos con naturalidad. Yo agarré mi bajo y nadie me dijo nada. Nunca volvimos a conversar de eso”, dice Papi sobre el fin de la banda.

“No me quejo del Perú pero si hubiéramos nacido en otro país habríamos sido como Los Rolling Stones o algo así, habríamos llamado mucho la atención. En esa época no todo el mundo (en el Perú) tenía concepto de rock. Hubiéramos sido millonarios”, agrega el bajista.

“No había posibilidad de hacer una gran carrera. Ni hablar. Hoy día ves que dentro de todas las bandas de la época de repente era la que tenía mayor proyección, pero en 1965 no lo veías”, dice Pancho sin arrepentirse por haber dejado por tanto tiempo la música.

Todos enrumbaron por diversos caminos. Erwin, el cantante de “Demolición”, también vive en Estados Unidos, trabajó en la Nasa y se dedica a los negocios. Chino y Pancho se quedaron en su país pero también alejados de los escenarios.

Nadie pensó en el retorno de la banda hasta 2006, después de recibir un reconocimiento de la alcaldía de Lince que derivó en algunas entrevistas y en la posibilidad de tocar de nuevo a pesar de que el Chino había muerto un año antes de cáncer.

Fue apenas en 2010 que los músicos fueron contratados para participar en varios festivales en Argentina, México y España. La energía de los sexagenarios desató el furor del público juvenil y de la crítica en todas sus presentaciones, donde fueron reconocidos como leyendas de la música.


“Es difícil de explicar esta situación. Es algo que nosotros no podemos manejar más. Es de cuento”, dice emocionado Papi al recordar la experiencia.

“Lo que más me asombra es el agradecimiento del público, que chicos muy enanos (jóvenes) reventaran con la música nuestra, que se emocionen y salten”, señala Pancho.

Para la gira se sumó al grupo el guitarrista Juan Valcárcel: “No pensé que la gente iba a ser tan fanática en México. Haciendo cola una hora para la firma de autógrafos, en Lima nunca vi algo así”, dijo.

Hasta la fecha solo hay planes de terminar de grabar un nuevo disco con canciones antiguas e inéditas. Ensayan a distancia. Pancho con Gonzalo y Juan en Lima, en un estudio musical en el ático de un centro comercial, mientras que Erwin y Papi se reúnen de vez en cuando para ensayar en Estados Unidos y coordinan por Internet.

Por ahora, ninguno puede dejar mucho tiempo sus actividades para dedicarse a la música. Los empresarios no les pagan lo que piden para iniciar una gira. Las leyendas musicales pisan tierra todo el tiempo y no hacen grandes planes.

“Son caros Los Saicos. Cien mil dólares no da el mercado… Si sale, tocaríamos en el Perú en Arequipa, Trujillo y Chiclayo. Es complicado movernos, (pero) eso lo cubriría”, reconoce Guevara.

A pesar del reconocimiento mundial, la banda (entre cuyos admiradores están Iggy Pop, los mexicanos de Cafe Tacuba y los escoceses de Franz Ferdinand) necesitará una nueva intervención del destino para volver a los escenarios, cuya leyenda renace cada vez que sus fans escuchan el frenético sonido de la inmortal “Demolición”