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miércoles, 18 de mayo de 2016

Dimite el presidente de Mitsubishi por el fraude de emisiones

Tetsuro Aikawa, a la derecha, junto al director ejecutivo de la compañía, Osamu Masuko, a su llegada a la rueda de prensa que han ofrecido este miércoles en Tokio. El escándalo que afecta al fabricante automovilísticos Mitsubishi se cobró este miércoles su pieza más elevada. El presidente y director ejecutivo de la compañía, Tetsuro Aikawa, y su “número dos”, Ryugo Nakao, han presentado su dimisión, como consecuencia de la manipulación sobre los datos de consumo de sus vehículos que el grupo estuvo perpetrando durante 25 años.
Según la versión de la compañía, algunos ingenieros optaron por esta vía para poder cumplir los exigentes objetivos que les marcaba la empresa. Mitsubishi admitía hasta ahora que se manipularon los datos de consumo y eficiencia energética decerca de 625.000 vehículos correspondientes a cuatro modelos: dos de la propia marca (eK Wagon y eK Space) y otros dos que producía para Nissan (DayZ y DayZ Roox). Pero en un informe presentado al Ministerio de Transporte este miércoles se incluyen también otros 4 modelos: el RVR, Pajero, Outlander PHEV y Delica D:5La dimisión de ambos altos cargos se hará efectiva el 24 de junio, durante la próxima junta de accionistas. Un comunicado de la empresa asegura que la decisión se ha tomado debido a los “serios problemas causados a los accionistas y clientes”. No obstante, ambos niegan que dieran orden de falsear los datos.“Debo renunciar para que pueda llevarse a cabo una reforma exhaustiva en el departamento de desarrollo de vehículos”, señaló Aikawa.
La compañía, según su versión, simplemente no cambió la metodología de sus pruebas para determinar la eficiencia de combustible de sus vehículos cuando hace años las autoridades japonesas modificaron la normativa y pidieron actualizar los exámenes. De hecho, Mitsubishi recopilaba los datos siguiendo los estándares que se utilizan actualmente en Estados Unidos en vez de los que marca Japón. Mientras los primeros se realizan con la premisa de una conducción por carretera y a más velocidad, los del país asiático deben reflejar en mayor medida la conducción por la ciudad, más lenta y con más pausas, lo que se traduce en un aumento del consumo de carburante.
Precisamente, la noticia de la dimisión de Aikawa y Nakao se produce después de que se haya anunciado la semana pasada la adquisición de un 34% de Mitsubishi Motors por parte de Nissan, una opción que se percibe como “una salida” a los problemas del fabricante, que ha paralizado la fabricación de los modelos afectados.
Antes del escándalo, Mitsubishi era el sexto fabricante de vehículos de Japón, con una producción superior a los 1,2 millones de unidades anuales. La compañía insiste en que las irregularidades solo afectaron al mercado interno.
El escándalo ha venido a salpicar a otro fabricante japonés, Suzuki, que este miércoles ha admitido también “discrepancias” a la hora de medir la eficiencia en el consumo de sus vehículos. Una investigación interna de la compañía, emprendida a raíz del escándalo en Mitsubishi, encontró que los datos de sus 16 modelos de vehículos sobre resistencia en carretera y al aire se obtuvieron de manera irregular desde 2010.
Los vehículos, supuestamente, debían probarse en carretera, pero la compañía simplemente adoptó los datos obtenidos de pruebas en laboratorio de componentes individuales, como las ruedas o la transmisión. En su defensa, Suzuki, el segundo fabricante de minivehículos en Japón con 550.000 unidades vendidas en 2015, alega que su circuito de pruebas es ventoso y cercano al mar, lo que falsea los resultados.
“No empleamos datos obtenidos por un método homologado con los reglamentos japoneses. Me disculpo profundamente”, declaró en una rueda de prensa en el Ministerio de Transporte nipón el presidente de la compañía, Osamu Suzuki, citado por el periódico “The Japan Times”. Como Mitsubishi, Suzuki asegura que el caso no afecta a los vehículos vendidos en el exterior.
La compañía asegura que las discrepancias en encuentran dentro de un margen del 5%, una variación que considera aceptable.