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viernes, 1 de julio de 2011

Cómo rodear a un genio

Esta noche, con el partido Argentina-Bolivia, da inicio la Copa América. El anfitrión intentará aprovechar su condición para volver a ganar un título con la selección mayor después de la Copa América obtenida en 1993, ante México, cuando Basile era el entrenador y Ruggeri el capitán. El otro gran candidato será Brasil. A estos perennes favoritos se les suman otras tres selecciones que, tras un notable Mundial, se colocan con posibilidades en la grilla: Uruguay, Paraguay y Chile. El resto intentará sorprender desde puntos de partida más humildes.

Argentina, según las declaraciones y las intenciones mostradas en los amistosos por su técnico, Sergio Batista, jugará con un 4-3-3 y la posibilidad de que alguno de los medios, el más creativo, enlace eventualmente con los tres delanteros formando un 4-2-1-3. La idea sería priorizar la posesión, basándose en jugadores técnicamente bien dotados, y utilizar delanteros por fuera para colaborar, ensanchando el campo, en la obtención del dominio a través del control del balón. Luego, intentar equilibrar las proyecciones de los laterales con, como mínimo, dos volantes centrales defensivos. La integración al equipo de nuevos futbolistas y la construcción de volumen de juego para rodear adecuadamente a Messi son elementos que debe afianzar esta nueva selección. Serán dos factores clave a conjugar con precisión para que este proceso recién iniciado incremente sus chances de éxito.

Otro desafío para Batista, en esta etapa de iniciación estratégica en la que el equipo busca verse reflejado en el espejo del Barcelona, será otorgar la profundidad necesaria al juego de posesión. Sin los dos puñales en los laterales con los que cuenta Brasil, se limita la entrada por las bandas. La ausencia de lanzadores como Xavi e Iniesta restringe la utilización de los punteros y quita peso relativo al juego por los costados. Se presenta así la dificultad que conlleva hacer funcionar los ataques por los flancos con menor rotación posicional. Para suplir este déficit, cuenta con grandes delanteros, Messi, Tévez, Agüero, Higuaín, Milito y Lavezzi, y el apoyo de volantes ofensivos de jerarquía, como Di María y Pastore. Todos ellos serán responsables de ofrecer alternativas para que el juego sea mucho más que una posesión prolija y se convierta en un ejercicio con sustancia.

Mano Menezes intentará respaldar la renovación generacional de Brasil, encabezada por Neymar, reciente campeón de la Copa Libertadores con el Santos, con la inclusión de varios veteranos, como Lucio, Julio César, Elano y Fred. No cuenta con un fenómeno como Messi, pero sí con mayor proyección ofensiva que Argentina. No por la capacidad de sus delanteros en sí, sino por la profundidad que ofrecen Maicon y Alves, los mejores laterales, y Adriano, habilidoso defensor. También se le presupone al funcionamiento táctico, como legado de Dunga, un equilibrio defensivo mejorado. En esta edición, la verdeamarelha buscará su tercer campeonato consecutivo.

Uruguay, con el subidón de ser semifinalista en el último Mundial y jugadores de gran personalidad y experiencia, como Lugano, Ríos, Gargano y Scotti, es otro candidato. La presencia del Peñarol en la final de la Copa Libertadores reafirma el buen momento. El punto fuerte del equipo de Óscar Tabárez, además de su contrastada competitividad histórica, es la delantera. Con Forlán, mejor jugador en Sudáfrica; Cavani, segundo goleador del calcio, y Suárez, nueve del Liverpool, se presentará con un plantel contundente y a la altura de su glorioso pasado.

Paraguay es la otra selección mundialista que, junto con Uruguay, optó por la continuidad de su entrenador. Gerardo Martino diseñó la formación que le llevó a los cuartos de final en el Mundial, en los que quedó fuera ante España. Cuenta con futbolistas como Santa Cruz, Santana, Ortigoza, Torres, Villar, Valdez y Barrios. Mantiene así la base y el estilo directo de presión y golpe rápido, marca registrada de uno de los mentores de Martino, Marcelo Bielsa.

Quien se presentará con pocos cambios de plantilla, pero sí de estilo, es Chile. Esa será una parte del retoque que afronta su nuevo entrenador, Claudio Borghi. El argentino, que sustituye a Bielsa, no ha tenido tiempo para afianzar una transición entre la fórmula más vertical de su antecesor y la que propuso él en los últimos amistosos, con hincapié en la elaboración del juego. La otra parte del reto es estar a la altura del gran salto cualitativo que dejó en Chile el proceso anterior, que le clasificó después de muchos años de ausencia para los octavos de final de una Copa del Mundo. Su máxima atracción será Alexis Sánchez, al que se disputan grandes clubes europeos.

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