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miércoles, 20 de abril de 2011

Prevención de infecciones respiratorias ante los bruscos cambios de temperatura

Es en esta temporada del año que se producen bruscos cambios y por ello aumentan las infecciones respiratorias, las que pueden complicarse y provocar cuadros graves, especialmente en lactantes, niños menores, ancianos y personas con alguna enfermedad crónica, tales como personas con problemas asmáticos.

Para el doctor Clodobaldo Barrera Domínguez, médico intensivista y representante de la Asociación de clínicas particulares del Perú, las enfermedades respiratorias, representan un problema de salud muy grave, pues son la séptima causa de muerte, además de las molestias físicas.

“Un virus como la influenza se trasmite por contacto con superficies infectadas como el teléfono y las manijas; por ello es necesario mantener bien aseada la casa y si un familiar esté enfermo, no comparta objetos sin haberlos desinfectado” recomendó el doctor.

El especialista también acotó que “es un mito que todas las enfermedades respiratorias se tratan con antibióticos; por el contrario el uso indiscriminado y sin receta médica de estos, produce que las bacterias se hagan resistentes”.

Consejos a tomar en cuenta:

• Algunas medidas que sirven para prevenir el contagio son lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón; al toser o estornudar, cubrir boca y nariz con la parte interior del codo o con pañuelos descartables.

• También es aconsejable mantener limpios objetos de uso común, no compartir cubiertos ni vasos y enseñar a los niños a lavarse frecuentemente las manos en la escuela y en el hogar.

• Se recomienda el consumo de abundantes líquidos y frutas como el limón, naranja, guayaba y fresa, fuentes importantes de vitamina C. Evite las bebidas con cafeína, el alcohol y el cigarro.

• No hay que exponerse a cambios bruscos de temperatura y si sale abríguese bien.

• Prestar atención a los “signos de alarma” es la mejor manera de detectar y tratar a tiempo las infecciones respiratorias, impidiendo que se agraven. Si un niño menor de 5 años presenta fiebre, ruidos al respirar, tos, decaimiento o rechaza la comida, hay que llevarlo sin demora al establecimiento de salud más cercano.

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