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lunes, 11 de julio de 2011

Díaz Rangel: “Una Venezuela sin Chávez sería casi ingobernable”

Una tarea ardua sería determinar con exactitud cuántos artículos, reflexiones o análisis se han elaborado en Venezuela relacionados con la permanencia en el poder del presidente Hugo Chávez Frías, desde hace más de una década. 

Pareciera que en un clima de polarización política, como lo afirman algunos analistas, los comentarios de este tipo están a la orden del día en cualquier rincón del país.

Para los sectores que conforman la oposición, el mandatario nacional “ya tiene fecha de vencimiento”, mientras que los partidarios de la revolución aseguran que “ahora es que hay Chávez para rato”. A esta disyuntiva se les anexan los medios de comunicación, lo cuales, a juicio de antecedentes evidenciados, están presentes en la toma de decisiones políticas de ambos bandos en disputa.

Uno de los analistas (aunque él prefiere denominarse comentarista) de los momentos políticos que se suscitan en Venezuela es el actual director del diario Últimas Noticias, Eleazar Díaz Rangel, quien, domingo a domingo, coloca sus reflexiones en el centro del debate. 

En esta oportunidad, el quincenario La Cumbre tocó su puerta para conocer, en exclusiva, sus opiniones sobre el ejercicio del periodismo en Venezuela, el papel de los medios de comunicación y, sobre todo, los contrastes entre el chavismo y la oposición. 

De manera cordial –aunque con el tiempo pisándole los talones– accede a responder las interrogantes formuladas con relación a propuestas que no dejan de interesar a un importante número de la población.

Con o sin él

“¡Impronosticable!”, es la primera palabra que se desprende de Díaz Rangel al evaluar un escenario político sin la presencia del presidente Chávez, producto de la vía electoral. “Sería un problema extremadamente difícil, grave y complejo para el nuevo Gobierno”. 

Explica, por lo tanto, que existen dos posibles escenarios con los que un hipotético régimen de oposición contará. “Tendría más de la mitad de las gobernaciones en contra. Si ahorita es un problema tener cinco, en esa oportunidad tener 20 el problema se multiplica. En segundo lugar tendrían a Chávez en la oposición, que es incalculable cuál va a ser su capacidad de convocatoria de la gente. Casi se puede afirmar que sería ingobernable para la oposición”.

Un candidato, ¿una hazaña?

El periodista supone que la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) tendrá que sortearse para evitar enfrentamientos y discrepancias entre los diversos aspirantes a la silla presidencial. Sin embargo, sostiene que al final del túnel los partidos de oposición conseguirán la luz: una candidatura única que aglutine a la mayoría de la oposición. “Esa convergencia de ellos va a estar llena de muchas contradicciones, incluso en la elaboración del programa. No va a ser fácil para la oposición ofrecer un programa que se enfrente a la propuesta del presidente Chávez, que es hacia el socialismo”.

“Pareciera que cualquier otro programa tiene que ser dentro del sistema capitalista. ¿Cómo ellos van a ocultar eso cuando están de acuerdo que siga siendo capitalista el sistema político y económico venezolano? Pero, seguramente, no lo van a decir por la carga negativa que eso tiene. Eso es un problema importante que ellos van a resolver mal. Del lado del chavismo está claro que no hay ningún problema en torno a la candidatura del presidente Chávez”.

Díaz Rangel descarta que la tarjeta única que promueven algunas organizaciones políticas dentro de la MUD llegue a consolidarse. Argumenta que este mecanismo es propuesto sólo por los partidos con menor cantidad de adeptos, por lo cual “los grandes no están de acuerdo y no lo van a aceptar; de manera que habrá muchas tarjetas”.

El filo de la victoria

En contraste al análisis realizado hacia los sectores de la contrarrevolución, quien fue docente de la Facultad de Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela (UCV) vaticina que el presidente Chávez se alzará con una nueva victoria electoral en los comicios previstos para finales del 2012

“Yo creo que si algunos de los problemas que están gravitando actualmente, digamos la electricidad, el problema de la inseguridad, donde se ha avanzado pero no lo suficiente. Si avanza aunque sea un 60 por ciento en el plan de vivienda, yo no tengo ninguna duda de la victoria del presidente Chávez”.

–¿Cuál es su identificación política?
–Yo fui militante del Partido Comunista y también fue militante del MAS, después me retiré del MAS hace como 20 años y entonces no he tenido militancia.

Soy un hombre de pensamiento social avanzado. Estoy de acuerdo en la búsqueda del socialismo, pero el socialismo, incluso, tal como está en el proyecto de Constitución que presentó el presidente Chávez y que fue derrotado.

–¿Entonces defiende lo que estaba plasmado en la reforma constitucional?
–En relación al sistema social. Ese era uno de los rasgos fundamentales del Socialismo del Siglo XXI, en comparación con el Socialismo del Siglo XX que es un socialismo fracasado. Pero en esa Constitución, que esa parte la elabora el propio Presidente, está que los medios de producción tendrán cuatro formas de propiedad; una de ellas es la propiedad privada. Es decir, que habrá un área de la economía que estará en manos del sector privado; eso no lo había en el Socialismo del Siglo XX.

El alto grado de corrupción que hay en el país en la administración pública; yo en eso no soy chavista
–Si en estos momentos yo le pidiera escoger entre los dos bandos políticos que existen, chavismo y oposición, ¿por cuál se iría?

–Si tuviese que distinguir entre los dos, sin ninguna duda al lado del chavismo.
–Entonces, ¿usted es chavista?

–No, ¡yo no soy chavista! Tal como tú me lo estás planteando, que si sólo existieran esas dos posibilidades, nunca estaría al lado de la oposición, estaría al lado de Chávez.

–Y en las posibilidades reales que existen en estos momentos, ¿se consideraría chavista?
–Tendrías tú que definirme qué es ser chavista.

–Pudiera decir que sentir identificación con el Presidente y acompañarlo con el voto, por ejemplo.
–Bueno si hasta allí es el chavismo, pues yo sería chavista; pero eso es insuficiente porque no tiene nada que ver con el proceso que él está buscando, con la manera como él conduce al país y con los problemas que están planteados a resolver. Por ejemplo, el alto grado de corrupción que hay en el país en la administración pública; yo en eso no soy chavista.

Todo lo que Chávez haga en función de los pobres, en primer lugar; en función de la sociedad venezolana y que se haga honestamente, yo, por supuesto, estoy de ese lado.

Polarización y medios de comunicación: ¿Periodismo político?

Como comunicador social –con una trayectoria de muchos años a cuestas– Díaz Rangel se ha permitido, lógicamente, almacenar conocimientos específicos en el área del periodismo. Por tal motivo hace sus observaciones y señalamientos al ejercicio de esta profesión en Venezuela. 

Explica que su práctica está llena de desviaciones producto de la polarización política que se vive en el país, sobre todo en los últimos años. 

“Lo que está ocurriendo en el periodismo es reflejo de esa crispación de la sociedad venezolana. Por eso nosotros vemos, quizás, esas dos formas de hacer periodismo que reflejan dos maneras de ver el país; dos visiones sobre lo que está ocurriendo”, explicó

“Hoy pareciera que por razones político-empresariales, en muchos medios, el factor verdad no es el más importante. Esa es una diferencia sustancial con el periodismo que se hacía en los años anteriores”, afirmó Rangel.

“Esta historia de los últimos 12 años está llena de ejemplos donde la verdad no es lo fundamental para muchos medios de comunicación y, al contrario, no les importa mentir y ni siquiera rectificar. Yo diría que esa es la diferencia más grande que yo observo en el periodismo que se hacía antes y el que se hace ahora”.



Entre fortalezas y debilidades

Como si se tratase del personaje bíblico de Sansón, Díaz Rangel está convencido de que el baluarte en la política comunicacional del Gobierno Nacional radica en el presidente Chávez y no precisamente en su cabello, sino en su facultad como comunicador. “En eso creo que todo el mundo ha coincidido: el Presidente es un gran comunicador, de una altísima credibilidad. La riqueza más importante del Gobierno, en el área comunicacional, son los mensajes presidenciales”, insiste.

–¿Dónde cree usted que se acentúan más las debilidades del Gobierno en el área comunicacional?
–Yo creo que en la falta de respuesta oportuna a las denuncias, acusaciones y señalamientos que se hacen desde la oposición. Algunos veraces, otros falsos; unos exagerados, otros con medias verdades, medias mentiras pero eso son opiniones que se difunden y van calando en mucha gente. ¿Por qué en la última elección la oposición sacó un poquito de votos más que el chavismo? ¿Por qué en el referéndum constitucional (reforma) lo gana la oposición? ¡Eso es por los medios de comunicación! Por la fortaleza de unos y la debilidad del otros.

““En eso creo que todo el mundo ha coincidido: el Presidente es un gran comunicador, de una altísima credibilidad”
–¿Y en el caso de la política comunicacional de la oposición?
–¡No, chico! No se puede hablar de que ellos tengan una política comunicacional porque ellos no son medios ni dirigen medios.

–Pero hay sectores de la contrarrevolución que controlan medios de comunicación, el caso de Miguel Enrique Otero, por ejemplo, que tiene un medio de comunicación impreso y lidera un movimiento político de oposición como los es el 2-D. 

–Pero ese movimiento político no tiene expresión, digamos electoral. Nunca hay una elección, ni siquiera está legalizado como partido. Entonces no se puede decir que tenga fuerza. No ha habido ninguna expresión cuantitativa de su fuerza. El caso es que yo creo que la fuerza de la oposición está en los medios.

–¿Es decir que, a su juicio, la oposición se está manejando bien?

–¡No! Ellos son muy débiles como partido, aunque algunos se han recuperado. Son muy débiles en el sentido que ellos no llegan a los barrios como llegaban antes. No están imbricados en la sociedad, particularmente en los niveles D y E; allí no llegan los partidos de oposición. Sin embargo, ¿por qué tienen una votación importante allí, sino tienen una organización que llegue hasta allá? Si no son propiamente los partidos los que logran esa movilización y esa votación; ¡es por los medios!

–¿Qué le quitaría y qué le pondría para mejorar el ejercicio del periodismo en Venezuela?
–Lo que yo le quitaría serían las violaciones a ese principio ético y le pondría respeto a la ética periodística, y, particularmente, a los principios que tienen que ver con difundir la verdad.

–¿Eso está ocurriendo en todos los medios de comunicación venezolanos?
–Yo no diría que en todos, digo que en muchos. Nosotros (se refiere al diario Últimas Noticias) hacemos un esfuerzo para que todo lo que se publique aquí sea verdad. Cuando nos equivocamos lo admitimos y lo rectificamos.
–¿El periodismo puede mantener un equilibrio en un clima de polarización política como el que se vive en el país?
–¡Por supuesto que sí! Nosotros somos un ejemplo del esfuerzo que hacemos todos los días por hacer un periodismo equilibrado (…) Ante cualquier problema de trascendencia que sea noticiosa, nosotros siempre ofrecemos las dos opiniones, las dos versiones. Si no podemos darlas el mismo día, las damos al día siguiente.

–¿A qué intereses responde la línea editorial del periódico que usted dirige?
–Fundamentalmente a nuestros lectores. Como este es un diario que ha tenido mucho éxito en la circulación, entonces no hay injerencia de los propietarios, concretamente de Miguel Ángel Capriles, en esa línea porque ha sido exitosa. Es decir, tratar de cambiar esa línea del equilibrio, sería un riesgo como empresario y que el periódico comience a bajar de circulación. De manera que nosotros tenemos una línea editorial donde lo fundamental es buscar la verdad y atender los intereses de los lectores, por encima de cualquier otro interés.

–El Gobierno denuncia que la mayoría de los medios se han colocado al servicio de la desestabilización del país. ¿Usted cree que eso es verdad?

–¡Sí! Ha habido momentos en que algunos medios se han colocado en esa línea. Es claro lo del golpe de abril del 2002 y fue claro con el paro y sabotaje petrolero. Algunos medios no buscaban ninguna reivindicación, allí buscaban desestabilizar al Gobierno, obligar a renunciar a Chávez, obligar a adelantar las elecciones y sacarlo del poder. Ese proceso duró varios meses y tuvo pleno apoyo de la mayoría de los medios de la nación.


“De manera que nosotros tenemos una línea editorial donde lo fundamental es buscar la verdad y atender los intereses de los lectores, por encima de cualquier otro interés”
–Sin embargo, el 13 de abril el diario que usted dirige reconoció al Gobierno de Pedro Carmona Estanga mediante un editorial. ¿Qué tiene que decir frente a eso?

–¡Bueno! Se puede decir que lo reconocía.
–¿Quién escribió ese editorial?

–¡Ese lo escribí yo! En el sentido de que era una realidad que nosotros estábamos mostrando allí. Estamos mostrando las dificultades que se le avecinaban, pero había un Gobierno que se había establecido y eso pasó también en la Fuerza Armada. Se creía que eso era ya un Gobierno que se había establecido derrocando al Gobierno del Presidente Chávez.

–Cuando se reconoce a Carmona Estanga en ese editorial paralelamente se estaban violando todos los derechos constitucionales en el país.

–Eso nosotros lo informamos y lo denunciamos. El único diario que recoge la carta de Chávez en Turiamo fuimos nosotros. La colocamos en primera página destacada, que fue cuando se produjo el silencio informativo. Incluso en esa edición del 11 de abril se da todo lo que estaba ocurriendo en el país en relación a los derechos humanos.

–¿En el editorial que usted elaboró tuvo en cuenta lo que estaba ocurriendo con la violación flagrante de los derechos constitucionales?

–Evidentemente que eso fue una grave omisión de esa nota, porque no es exactamente un editorial porque al estar firmado no es editorial (…) Esa fue la opinión mía, y esa opinión tuvo esa enorme falla de no denunciar simultáneamente el origen de ese Gobierno que era, evidentemente, un golpe de Estado.

–¿Pero usted se retracta de eso?
–No me retracto. Admito que fue un error mío.
Por Oswaldo López Martínez.

Foto: Prensa La Cumbre