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viernes, 2 de diciembre de 2011

EFE: Cuba “actualiza” su socialismo 20 años después de la caída de la Urss

EFE).- Veinte años después de la desintegración de la Urss, Cuba se mantiene socialista pero con Fidel Castro retirado del poder e inmersa en las reformas de su hermano Raúl para “actualizar” un modelo económico en crisis desde la década de los noventa.

La caída del bloque soviético desveló la magnitud de la dependencia que Cuba mantuvo con Moscú durante 30 años y provocó en la isla una traumática crisis que marcó a varias generaciones de cubanos, si bien la revolución castrista sobrevivió.

Pasadas dos décadas desde aquel “golpe demoledor” y con Raúl Castro como presidente tras la enfermedad que apartó a su hermano mayor del poder en 2006, Cuba ha emprendido la “actualización” de su modelo para intentar superar la grave crisis económica, pero sin renunciar al socialismo.

Las reformas del general Castro suponen una pequeña y controlada apertura a la iniciativa privada y han incluido algunas medidas muy esperadas por la población, como la compraventa de coches y casas entre particulares.

Aunque en el plano político no ha habido ajustes sustanciales, Raúl Castro ha anunciado el límite de mandatos o la revisión de los métodos de trabajo en el Partido Comunista (PCC, único) y ha llamado a combatir el burocratismo e inmovilismo de la organización.

Algunos creen que es ahora cuando está empezando a superarse el trauma que causó la caída soviética, cuyas consecuencias “fueron muy profundas y dramáticas para todos: desde los altos niveles del gobierno hasta los ciudadanos de a pie, que nos convertimos por años en ciudadanos de bicicletas chinas”.

Quien así opina es el escritor cubano Leonardo Padura, cuya última novela, “El hombre que amaba a los perros” sobre León Trotski, es una feroz crítica al estalinismo que se convirtió en un éxito en la última Feria del Libro de La Habana.

Según dijo Padura a Efe, la relación de 30 años con la Urss no dejó nada en Cuba desde el punto de vista cultural, “pero en la economía dejó demasiadas rémoras que solo ahora comienzan a ser sacudidas. Y lo mismo a nivel político”.

De aquella relación cree que permanecen consecuencias, como un sistema aún “demasiado vertical” donde la participación de “las masas” es formal y las decisiones “siempre provienen de arriba”.

“Una de las más molestas secuelas es la de eterna sensación de plaza sitiada, que justifica todo lo demás: el secretismo por ejemplo. Otra, la mentalidad burocrática, esencialmente inmovilista, muchas veces oportunista y, para colmo, incluso hasta generadora de las más disímiles formas de corrupción”, señaló.

Cuba y la Urss establecieron relaciones diplomáticas en 1960, y un año después Fidel Castro proclamó el carácter socialista de su revolución.

A partir de entonces, con altas y bajas, incluido el tenso episodio de la “crisis de los misiles” con Estados Unidos en 1962, La Habana y Moscú establecieron una estrecha alianza.

“Las complejas circunstancias en que nuestro país debió desempeñarse (…) impusieron la necesidad de acudir en mayor medida de lo previsto a los vínculos económicos con los soviéticos, frente al férreo bloqueo de los EEUU y la hostilidad del mundo capitalista”, según escribe el ex ministro de Economía cubano José Luis Rodríguez en su libro “Notas sobre economía cubana”, publicado este año.

El colapso soviético provocó una caída del 35 % del PIB de la isla, que exportaba a la URSS el 63 % de su azúcar, el 73 % de su níquel y el 95 % de los cítricos.

Ante la pérdida de su principal socio, Cuba abrió el llamado “periodo especial”, una economía de guerra en tiempos de paz que obligó a Fidel Castro a medidas antes impensables, como la apertura al turismo, la inversión extranjera o el dólar.

La década de los noventa trajo resonancias sociales como la crisis migratoria de los “balseros”, una profundización de la corrupción cotidiana, la reaparición del fenómeno de la prostitución y el denominado problema de la “pérdida de valores”, entre otros.

Ya en el siglo XXI, Cuba encontró otro importante aliado político y económico en el presidente venezolano, Hugo Chávez, afianzó sus relaciones con China y vio resurgir sus vínculos “estratégicos” con Moscú, ahora en un escenario completamente diferente.

Todavía quedan en la vida cotidiana de Cuba algunos rastros de la “huella” soviética: hay quienes todavía practican el idioma ruso aprendido en esos años, muchos conducen turismos “Lada”, usan electrodomésticos de la era soviética o recuerdan a los “muñequitos rusos” (dibujos animados) que transmitía la televisión en su infancia.