De acuerdo al calendario maya, el próximo 21 de
diciembre de 2012 inicia un nuevo ciclo que para centenares, por no
decir miles, de personas a nivel mundial representa la fecha del fin de
la humanidad.
Esotéricos y apocalípticos vaticinan el impacto de un meteorito contra la
Tierra, la inversión de los polos geomagnéticos, la emisión de una
extraordinaria tormenta solar, la llegada de un Anticristo que alentará una
guerra nuclear, entre muchos otros augurios fatalistas.
Por esa razón, colectivos ciudadanos que creen férreamente en estas
posibilidades se organizan desde ahora para sobrevivir después del 21 de
diciembre. Por ejemplo, en tierras ibéricas cada vez gana más fuerza el
Grupo de Supervivencia de España 2012 (GSE 2012) que trabaja en
la construcción de refugios en zonas montañosas para superar
los efectos del cataclismo que terminaría la vida sobre el planeta.
“El grupo GSE 2012 exige al Estado que construya estructuras reforzadas para
la población común pues considera que de otra forma sólo se salvaría la gente
poderosa”, dijo Laura Castellanos, autora del libro “2012, las profecías del fin
del mundo”, aunque el hecho también trae a recuerdo el argumento de la película
de Hollywood “2012”.
Asimismo, llaman la atención iniciativas como la de los arquitectos
venezolanos Bruno Bellomo y Ellian Rubina que buscan financiación para
desarrollar un búnker acuático denominado “Oziré”. También está el científico
ruso Yevgueni Ubiyko y su bóveda protectora con capacidad para 40 personas, solo
que cada plaza tiene el precio de 70 mil euros. Además, en el mismo estado
mexicano de Yucatán, cerca del museo Carlos Pellicer de Tabasco donde se guarda
celosamente la lápida con la escritura maya, se encuentra la “Ciudad del fin del
mundo” que administran un grupo de italianos.
Según explican antropólogos e historiadores, los mayas en su concepción
cíclica del tiempo determinaron que el 21 de diciembre de 2012 llegará a su fin
una era que inició el 11 de agosto del año 3.114 a.C.
RPP